Se suceden esos momentos en los que disfrutamos haciendo
algo con los nuestros, trozos de tiempo de un idioma distinto, un lenguaje compartido
por los lazos de la amistad que los produce. Situaciones incomprensibles fuera
de ese grupo, estampas que pasan dejando arañazos en nuestras retinas y que sin
ser los mejores, sin ser los más emotivos y sin tener nada que los haga
realmente especiales, querríamos que, deteniéndose el tiempo, duraran para toda
la vida. Una foto raramente puede captarlos y solo queda nuestra memoria para
rememorarlos.
Eso es El dilema del senderista profesional, una
recopilación de unos momentos insignificantes pero claves. Ese conjunto de
situaciones extrañas y surrealistas que han pasado a personas reales, esas
situaciones, que nos han hecho reír, esas coletillas que nos recordamos unos a
otros al vernos, esas frases lapidarias que nos expusieron al resto, haciéndonos
parte de éste.
Esta es mi forma de captar esas situaciones, esos momentos,
esos anclas que situarán en nuestra memoria esos recuerdos, no dejándonos olvidarnos
de ellos.
Aquí empieza la saga que llevo desarrollando desde hace un tiempo, y empezaré por lo más básico, presentando a los protagonistas...
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